Coeficientes de Mantenimiento



GUIA PARA CALCULAR NIVELES MANTENIDOS DE ILUMINACIÓN

- Depreciación de las Instalaciones
- Rendimiento Global de las Instalaciones
- Reducción del Flujo Luminoso de las Lámparas
- Ensuciamiento y Envejecimiento de Lámparas y Luminarias
- Reducción de la Vida Util de los Balastos
- Influencia de la Temperatura en las Luminarias
- El Mantenimiento de las Instalaciones

Las Tablas caracterizan la reducción del flujo luminoso emitido por las luminarias, y la reducción de los valores calculados de Iluminación Media (Emed) en el área de cálculo, luego de haber transcurrido entre 1 y 2 años de la puesta en servicio de la instalación.
El control de los valores mantenidos de Iluminación respecto a los iniciales, se debe realizar entre las mismas luminarias y a un mismo valor de tensión de servicio, para obtener un resultado representativo del nivel de depreciación.
Si se desea verificar la instalación a poco de ser realizada, deberá utilizarse un Coeficiente de Mantenimiento de 100%, es decir Valores Iniciales. Si en cambio se quiere proyectar la instalación para que al fin de la vida útil de las lámparas la misma cumpla con los requisitos de proyecto se deberá seleccionar el Factor de Mantenimiento acorde a las características de la instalación.

EN PROYECTOS DE ALUMBRADO INTERIOR:

EN PROYECTOS DE ALUMBRADO EXTERIOR:

SOBRE EL MANTENIMIENTO DE LAS INSTALACIONES DE ALUMBRADO

Depreciación de las Instalaciones:

Las características de una instalación de alumbrado y por lo tanto su performance, se modifican con el tiempo, debido a numerosas causas. Las principales son las siguientes:

a) La reducción progresiva del flujo luminoso emitido por las fuentes luminosas.
b) El ensuciamiento de las fuentes luminosas.
c) El envejecimiento y suciedad de las partes activas de las luminarias (reflectores, refractores, etc.).
d) El apagado prematuro de fuentes luminosas.
e) Las vibraciones, temperatura y otras acciones externas que someten a los materiales.

Además, existen otras causas que reducen el rendimiento de una instalación de forma no acumulativa:

f) Elevación o reducción excesiva de la temperatura en el interior de la luminaria.
g) Desperfectos prematuros de equipos auxiliares.
h) Tensión de alimentación incorrecta en bornes de las lámparas.

El mantenimiento no solo implica la reposición del elemento que ha fallado (acción correctiva), sino también el análisis del causal que provoca una reposición prematura (acción preventiva).
Un ejemplo práctico se evidencia en la corta vida de las lámparas a descarga, a consecuencia de hallarse alimentadas por balastos que no respetan los valores eléctricos adecuados, o variaciones de tensión de línea.

Rendimiento Global de las Instalaciones:

Es igual al rendimiento inicial por el producto de todos los factores de depreciación: quiere decir que la ausencia de toda operación de reemplazo o de limpieza, hace que el rendimiento de la instalación tienda a bajar rápidamente. Por ello el mantenimiento tiene una incidencia importante en la calidad del servicio, y se debe tomar en cuenta desde el doble punto de vista de la economía y la seguridad.

Aún aplicando rutinas de mantenimiento sistemático, los valores medios de una instalación de alumbrado durante su vida útil, son inferiores (Ver Tablas) con relación a los valores iniciales calculados.

Por tal razón, en numerosos países las especificaciones o códigos de buena práctica, recomiendan calcular una instalación de modo de producir una iluminancia o Luminancia media, multiplicada por un factor que caracteriza la pérdida de flujo luminoso emitido por las luminarias:

1 / [(100-20) / 100] = 1.25 - En este caso, se considera una depreciación global del 20%.

Reducción del Flujo Luminoso de las Lámparas:

El flujo luminoso de todas las lámparas decrece regularmente a lo largo de su puesta en servicio. Dada la incertidumbre de cifras en este dominio, no es posible dar indicaciones cuantitativas. Las indicaciones concernientes a la depreciación de una fuente luminosa deberán solicitarse a los constructores.
Ensuciamiento y Envejecimiento de Lámparas y Luminarias:
Los perjuicios ocasionados por el ensuciamiento de lámparas y luminarias, varían considerablemente según la naturaleza constructiva de la luminaria (abierta o cerrada, hermética o nó), altura de montaje, grado de humedad y polución de la atmósfera ambiente, perfil del área urbana próxima (residencial, industrial, etc.).

Reducción de la Vida Util de los Balastos:

La vida media de los balastos es de unos 10 años de funcionamiento contínuo en condiciones normales de uso.
Sin embargo, una elevación de temperatura del 10% sobre su temperatura nominal de funcionamiento, puede reducir su vida útil a la mitad. Ref: Doc. N° 82 de la C.E.I. "Ballast Pour Lampes Fluorescentes".

Influencia de la Temperatura en las Luminarias:

Las variaciones de la temperatura en el ámbito interno de las luminarias (en particular las luminarias cerradas), varia fuertemente con la periodicidad diaria de encendido y apagado de las lámparas, en relación a las horas diurnas y nocturnas, y de acuerdo a las necesidades operativas del lugar de instalación.
Los valores más elevados de temperatura final pueden sobrepasar los 100°C, y los valores máximos se tienen en lugares cálidos y luminarias cerradas. Los elevados niveles de temperatura presentan los siguientes problemas de funcionamiento y rendimiento:

a) Los ciclos de calentamiento-enfriamiento excesivos, alteran las partes plásticas, las pinturas y barnices, los aislantes y las juntas elástométricas.
b) La sobreelevación de temperatura puede alterar las partes esenciales de la lámpara.
c) El sobrecalentamiento de las lámparas provoca una reducción del flujo luminoso, dado que las mismas están diseñadas para trabajar a una temperatura nominal de funcionamiento. Esta reducción del rendimiento, es esencialmente importante en el caso de los tubos fluorescentes.
d) Tratándose de luminarias cerradas, la baja presión interna que resulta del enfriamiento después del apagado puede generar condensación en el interior del sistema óptico.

A su vez, los efectos térmicos se pueden reducir mediante algunas precauciones, tales como:
1) En alumbrado exterior, el uso de luminarias abiertas o perfectamente estancas.
2) Exigir el uso de materiales resistentes a la temperatura y a la humedad.
3) En el caso de las lámparas que generan alta temperatura, emplear luminarias de adecuadas dimensiones para contener tales tipos de lámparas y favorecer la disipación térmica.
4) En caso de emplear luminarias cerradas pero no herméticas, prever un dispositivo para evacuar el agua de condensación producida en su interior.
5) En caso de utilizar luminarias abiertas, tomar en cuenta modelos que permitan su autolimpieza por las corrientes de convección del aire circulante.

El Mantenimiento de las Instalaciones:

Por los motivos indicados en los tópicos precedentes, es necesario controlar a tiempo el estado y eficiencia de toda instalación de alumbrado. En efecto, por razones de seguridad y economía es conveniente proceder a verificar y mantener todos los elementos de la instalación, en intervalos regulares planificados.

En razón del costo elevado de las maniobras y elementos necesarios, en particular en las instalaciones de alumbrado exterior, en general es necesario agrupar las operaciones de control de mantenimiento, de limpieza y de reemplazo de elementos bajo la forma de visitas sistemáticas (mantenimiento preventivo), reduciendo a un mínimo las intervenciones fuera de programa efectuadas por la demanda (mantenimiento correctivo).

Todas las precauciones que permitan espaciar las intervenciones, representarán la opción más conveniente.

Por lo expuesto, no es práctico establecer solo una recomendación general; deben tenerse en cuenta las características particulares de las instalaciones y su entorno inmediato, lo cual influye en la planificación del mantenimiento y la frecuencia entre las intervenciones consecutivas.